BREVE HISTORIA DEL ABANICO
Etimología del término
La palabra abanico procede (probablemente) del latín Flabellum y éste de Flabrum (soplo de viento). En otros países es conocido como: abano (portugués), eventail (francés), ventaglio (italiano), fan (inglés), y fächer (alemán). Este capítulo se podría extender, pero nos parece innecesario, además sabiendo que, las cuestiones etimológicas algunas veces se prestan a interpretaciones diferentes.
Partes del abanico
Probablemente nuestra más remota antepasada, la señora Eva, en momentos de calor o sofoco recurriría a hojas de árboles del paraíso y con ellas abanicaría su acalorado rostro, o alguna otra parte de su cuerpo, sin miedo alguno a que le viese el vecino criticón o la vecina criticona, ya que ambos aún no existían.
Hoy por hoy las cosas han cambiado y a las partes del abanico se les ha puesto nombre y apellido:
“Tal y como se le conoce, consta de tres partes esenciales: las varillas, el clavillo y el país. Las dos primeras, constituyen lo que se llama esqueleto o armazón. Las varillas con pequeñas tiras de caña o de bambú cortadas en forma rectangular y de iguales dimensiones; todas ellas están perforadas en uno de sus extremos. El clavillo es un alambre que se pasa por el agujero que hay en el extremo de las varillas, a fin de ensartarlas; el clavillo va remacho por ambos extremos, para que las varillas no puedan salirse. El paisaje o país es un sector anular de papel algo resistente o de tela de diferentes clases.”
Breve historia del abanico
Pero si nos ceñimos más a lo que conocemos como historia, tenemos más documentación que nos habla del origen antiquísimo del artilugio en cuestión. Así, por ejemplo:
“... cierto es que los egipcios, indios y chinos, como todos los pueblos antiguos, para defenderse del calor usaron abanicos, hojas de loto o de palma, después plumas de pavo real, maderas preciosas, etc. Los de forma más sencilla consisten en un mango al cual va unida una hoja de árbol, que en las regiones meridionales y tropicales suele ser de palma, habiéndose derivado de esto el abanico plegable, compuesto de un pedazo de papel o de tela de seda.”
Como el objeto de estas letras no está tanto en documentar el origen, que podríamos llenarlo con citas de restos antiguos encontrados: egipcios por un lado; de las dinastías Chou, Yueng y Ming, dinastías chinas en donde aparecen ya las plumas de faisán; o de los japoneses igualmente antiguos. Pero nos ceñiremos más al artilugio tal y como lo conocemos, o a su introducción en Europa que fue allá por el siglo XVI, y probablemente fueron los portugueses, como podemos ver en la cita siguiente:
“En 1564 chegava outra remessa, de que cinco açafates da China e doze leques foram dados a damas da cortes e um importente lote de móveis depositado na recámara a rainha”... “trés -escritorios da China dourados quadrados que cada hum tem huma gaveta grande que parece que he pera papel; dos cofres e cinco cestinhas (açafates) da China dourados, e cento e oitenta abanos Lerquios”.
En la obra citada, que se publicó en Lisboa en el año 1998, y en la página 471, se reproduce un cuadro existente en el Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid, al que se acompaña del siguiente texto: “Antonio Moro, 'Infanta D. María', 1551: primeira representação na arte europeia de un leque japonês como símbolo imperial” (primera representación en el arte europeo de un “leque” japonés como símbolo imperial)
Para poder completar (a quién le interese), hay un artículo muy completo que recomiendo: “Los Abanicos Orientales en la Época de los Hagsburgo”[1], en el blog siguiente.
Pongo una cita de este blog, que coincide con lo expuesto anteriormente :
“Los abanicos plegables japoneses llegaron primero a la corte de Lisboa, antes de ser exportados de nuevo hacia España (Isabel de Portugal, esposa de Carlos V), y a otras partes de Europa.
Tanto fue su éxito, que muy pronto aparecieron representados en los retratos contemporáneos sostenidos por damas de la aristocracia como un signo de poder, riqueza y magnificencia. Los abanicos eran considerados, como regalos de gran valor y prestigio, y eran llevados a muchas cortes europeas, en las embajadas y como regalo.”
En cuanto a los siglos siguientes del XVII al XX, hay mucha información, en Internet, y en muchas otras fuentes, es tan extensa que necesitaríamos varios folios, y no es este el motivo de esta breve síntesis.
Lenguaje del abanico
Indiscutiblemente mucho se ha hablado y escrito sobre la utilización del abanico como método de lenguaje y comunicación sobre todo por parte de las damas, aunque hoy también lo utilizan los caballeros, cosa que ya era habitual en épocas pasadas en China y Japón. Aunque a continuación, haremos un detallado examen de la gesticulación que ha pasado a la historia, en primer lugar nos parece muy interesante una cita del siglo XIX, del escritor Jules Gabriel Janin (1804-1874), en el que decía:
“se le pliega, se le despliega, se le agita, revuelve, se le abaja ó se le alza, se sirven de él para mostrar las manos cuando son bellas, par ocultar los dientes feos, para acariciar el seno y suele también ser utilizado para acallar los sobresaltos involuntarios del corazón... Ocasiona el abanico un sinnúmero de mimos, gracias y monerías, así como pasioncillas y rabietas íntimas, que sería necesario estudiar. La celosa, apoya en el borde del labio entremecido, furioso abanico; la curiosa, a través de esta pantalla, mira y adivina; la mohíno o aburrida, por encima de la oreja se rasca, bostezando...”
El abanico, además de convertirse en un elemento indispensable en la indumentaria de una época, se constituye en un instrumento de comunicación ideal en un momento en el que la libertad de expresión de las mujeres estaba totalmente restringida. Por ello tenemos mucha documentación de los siglos XIX y XX, cuando las mujeres, si tenían que salir a fiestas u otros actos sociales, tenían que ser acompañadas por sus esposos en caso de estar casadas, o por la madre, dama de compañía, o cualquier otro familiar que velase por “la honra” o virtuosidad de la dama en cuestión.
Tal llegó a ser el control de las situaciones sociales, que las mujeres inventaron toda una gesticulación comunicativa que se efectuaba a través del abanico, y que debió mantenerse a través del tiempo.
“En España, especialmente en Andalucía, ha gozado gran favor entre las mujeres este modo de hablar secreto, por lo menos para los no iniciados. Aunque no sea igual en todas las poblaciones, pues por ejemplo en Sevilla, Cádiz ó Málaga ofrece variantes bastante notables, en el fondo está siempre basado en colocar el abanico en cuatro orientaciones distintas y en hacerle tomar cinco posiciones diferentes en cada orientación, con lo que se obtienen 20 signos diferentes, suficientes para presentar todas las letras del alfabeto, sin hacer distinción entre la B y V, la C y Z, etc., etc. Para la primera orientación, correspondiente á las vocales, el abanico, cerrado ó abierto, se presenta de filo á la persona á quien se habla; en la segunda orientación, abierto y de frente, pero ocultando el dedo pulgar detrás del varillaje; en la tercera, se presenta también de frente y con el dedo pulgar delante de las varillas; en la cuarta, se presenta el abanico también abierto y en sentido horizontal o hacia abajo. Las cinco posiciones distintas correspondientes á cada orientación, se señalaban con otras posiciones ó movimientos, como p. ej., presentar el abanico en sentido vertical, inclinarlo al frente, á la derecha ó izquierda, al pecho, etc. Tiene, asimismo, el lenguaje del abanico sus expresiones abreviadas, de que se sirven las jóvenes para hacerse entender de sus galanes. Podemos poner los siguientes ejemplos de este lenguaje amoroso:
-Apoyar los labios en los padrones del abanico..... No me fío
-Abanicarse muy despacio ........................................ Me eres indiferente
-Pasar el dedo índice por las varillas........................ Tenemos que hablar
-Quitarse con los padrones el cabello de la frente.. No me olvides
-Abanicarse con la mano izquierda........................ No coquetees con esa
-Salir al balcón, abanicándose................................. Saldré luego
-Entrar en la sala, cerrando el abanico................... Hoy no saldré de casa
Además de lo indicado, tiene el lenguaje del abanico otro alfabeto que puede llamarse dactilológico. En una conversación secreta entre dos amantes el galán toca con el dedo pulgar de la mano derecha ciertos puntos de la mano izquierda que corresponden á las letras del alfabeto, y la dama contesta señalando con los padrones del abanico algunos de los sitios de su mano izquierda. Del lenguaje del abanico se derivó el de los bastones o báculos, muy usado, desde el año 1823 á 1833, por los que conspiraban contra el régimen absolutista, para burlar á la policía. Lo bautizaron pomposamente con el nombre de campilología.”
El lenguaje anterior hoy está mucho más completo o extendido, aunque dudo que pudiese llevarse a la práctica si aún se utilizara. A continuación os detallo el mismo:
-Abanicarse rápidamente.................................. Te amo intensamente
-Abanicarse lentamente..................................... Estoy casada y me eres indiferente
-Abrir y cerrar despacio.................................... Estoy comprometida o casada
-Abrir el abanico y mostrarlo............................ Puedes esperarme
-Apoyarlo en la mejilla derecha........................ Si
-Apoyarlo en la mejilla izquierda...................... No
-Apoyar los labios sobre el abanico.................. No me fío
-Apoyarlo abierto sobre el corazón o el pecho.. Te amo. Sufro por tu amor
-Arrojar el abanico............................................. Te odio. Esto se ha terminado
-Bajarlo a la altura del pecho............................. Podemos ser amigos
-Cerrarlo de forma rápida................................. No
-Cerrarlo sobre la mano izquierda.................... Me casaré contigo
-Contar las varillas o pasar los dedos................ Necesito hablar contigo
-Cubrirse del sol.................................................. Eres
feo. No me gustas
-Cubrirse los ojos con el abanico abierto........ Te quiero
-Cubrir el rostro.................................................. Nos están vigilando
-Cubrirse la cara con el abanico abierto.......... Sígueme cuando me valla
-Dejar caer el abanico....................................... Te pertenezco
-Dejarlo colgado............................................... Seremos amigos
-Deslizarlo sobre los ojos................................. ¡Por favor! Márchate
-Girarlo con la mano derecha........................... No me gustas
-Golpear con el abanico algún objeto............... Impaciencia
-Golpearse en la mano izquierda....................... Ámame
-Llevarlo en la mano derecha o moverlo........... Amo a otro
-Llevarlo en la mano izquierda…..................... Deseo conocerte
-Mirar los dibujos del abanico........................... Me gustas mucho
-Moverlo con la mano izquierda........................ Nos observan
-Ponerlo sobre la oreja izquierda....................... No quiero saber nada de ti
-Ponerlo sobre la oreja derecha.......................... No digas nuestro secreto
-Presentarlo cerrado........................................... ¿Me quieres?
-Prestar el abanico a la madre........................... Te despido, esto terminó
-Prestarlo a un acompañante............................ Malas expectativas
-Salir al balcón con el abanico cerrado............. No saldré
-Salir al balcón con el abanico abierto.............. Saldré
-Tocarse la palma de la mano........................... Estoy dudando si te quiero
Recordando nuevamente a Eva, estoy seguro que ella no tuvo necesidad de utilizar el abanico para conquistar a su pareja, ni para comunicarse con ella, porque seguro que sabía ya que una mirada bien dirigida, si a la vez es bien interpretada, no necesita de explicaciones adicionales.
Por último pongo tres cuadros de Zuloaga, que supo ver mejor que nadie el abanico en manos de una dama.
Bibliografía utilizada
+ ENCICLOPEDIA Universal Ilustrada Europeo Americana. Madrid, Espasa-Calpe. Tomo I pp. 149-163
+ HISTÓRIA dos portugueses no Extremo Oriente. 1º Volume . Tomo I. Em torno de Macau. Direcçao de A. H. Oliveira Marques. Lisboa, Fundaçao Oriente, 1998
+ NOUVEAU Larousse Illustré. Dictionnaire Universel Encyclopèdique, publié sous la direction de Claude Augé. Tome Quatrième. Paris, Larousse [Año ], pg. 376-377
+ ABANICOS Orientales en la Época de los Hagsburgo. BLOG de la asignatura “Historia Económica de la Edad Moderna” correspondiente al cuarto curso del Grado en Historia de la Universidad Complutense. Publicado el domingo 6 de octubre de 2013. Sin firma.
+ CHEVALIER, Jean – GHEERBRANT, Alain. Diccionario de los Símbolos. Barcelona, Herder, 6ª ed. 1999, pg. 39
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